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El pH es un factor determinante en la fisiología de los cultivos. El zumo de limón es inyectado al agua de riego para tratar el entaponamiento causado por el carbonato de calcio (cal) y la precipitación de magnesio. El agua con un pH de 7,5 o más y un nivel de bicarbonato de más de 100 ppm. probablemente presentará problemas de precipitación de cal, dependiendo de la dureza del agua. La cantidad de calcio y magnesio determina dicha dureza.
Ésta se clasifica de la siguiente forma: Suave: de 0 a 60 ppm. de calcio y magnesio. Moderada: de 61 a 120 ppm. Dura: de 121 a 180 ppm. Muy dura: más de 180 ppm. Casi todos los tratamientos de fumigación con productos ecológicos deben realizarse en pH en torno al 6,5, por lo que la labor del zumo de limón es primordial; de hecho pHs distintos al 6,5 influyen mucho en la eficacia del tratamiento.
El zumo de limón concentrado posee un pH de 2,2 (el vinagre está en torno al 3), por lo que las cantidades que se aplican para corregir son mínimas; en todo caso, depende del tipo de agua, pH que debemos conseguir y del que partimos incialmente. Todo esto nos lleva a que dicho proceso siempre deba controlarse con la utilización de un medidor o controlador de pH.
MODO DE APLICACIÓN:
El ácido usualmente se inyecta después del filtro, para que no cause corrosión en el mismo, exceptuando el de polietileno.
DOSIS:
Corrección de pH: La cantidad del ácido que se debe utilizar depende de las características químicas del agua de riego, por lo que se debe emplear un medidor de pH durante todo el proceso hasta conseguir el nivel deseado.
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Viernes, 16 Agosto 2019